Cuando hablamos de plagas y de insectos, siempre pensamos que estos son perjudiciales para las plantas, pero existe un tipo de insecto que es muy beneficioso para éstas “Las Crisopas Verdes”, insectos que controlan y acaban con las plagas de las cosechas de forma natural. La presencia de estos insectos se puede producir de modo natural o bien pueden ser introducidos en un cultivo que ya esté infectado por una plaga.
Se puede afirmar que la crisopa es un insecto considerado como Bio controlador de plagas, manteniéndolas en un nivel equilibrado, por ello se suelen usar en cultivos para el control de plagas.
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Crisopas Verdes
¿Cómo son?
Los Crisópidos o Chrysopidae son un tipo de insectos que pertenecen al orden de las neurópteras y comúnmente son conocidos como crisopas, crisopas de alas verdes, león de áfidos, alas de encaje, moscas hediondas, ojos dorados y crisopas verdes. Estos insectos tienen el cuerpo de color verde pálido, sus ojos son de color cobrizo dorado y poseen alas muy grandes y trasparentes.
Las crisopas verdes son unos insectos depredadores y se suelen encontrar en las cosechas, campo y jardines. Son delicados con alas de entre 6 y 65 mm. Los ejemplares adultos tienen el cuerpo blando, cuatro alas transparentes en las que se puede apreciar una red de finas venas. Se suelen desplazar durante la noche y las podemos ver cuando las atrae la luz. Las crisopas adultas se dividen en dos clases, dependiendo de sus hábitos de alimentación. Unas son depredadoras y otras tan solo se alimentan de melaza, néctar y polen.
Sus larvas tienen un color pálido con márgenes oscuros a lo largo del cuerpo, donde también se observan tubérculos velludos. Son fusiformes y su tienen una mandíbula compuesta por dos piezas puntiagudas en forma de hoz.
Ciclo de vida
Las crisopas adultas son atraídas por el olor de la melaza de los áfidos, de forma que ponen los huevos cerca de sus colonias.
Ponen entre 400 y 500 pequeñísimos huevos, cada una. Según la especie, algunas los ponen uno a uno y otras especies los ponen en grupo. Los huevos tienen forma ovalada y están colgados de delgados y resistentes hilos de seda. Para ello pegan el hilo en una hoja con una gota de seda y luego dejan caer el huevo. El hilo, cuando entra en contacto con el aire, se endurece y aunque es mucho más fino que un pelo de un ser humano, es muy resistente y es capaz de soportar el peso del huevo, sin ningún problema. Los huevos al principio son verdes y conforme van madurando se van oscureciendo.
De los huevos, nacen a los 4 días las larvas que se desarrollan en tres fases y después crearán un capullo con hilo de seda convirtiéndose en crisálidas. La crisopa adulta va a ver la luz en unos 5 días, a través de un agujero que va a hacer en la punta del capullo.
¿Cómo combaten las plagas?
Las crisopas verdes son muy importantes en la cadena alimenticia y en el control de plagas. Son unos insectos que van a beneficiar a las plantas, puesto que se alimentan de cochinillas, larvas de mariposas, huevos de insectos, trips, etc…
Cuando son adultas se pueden o no alimentar de estos artrópodos o alimentarse del néctar o polen de las plantas. Cuando mayor beneficio presentan para nuestras plantas, es cuando están en estado de larvas. En este estado son muy agresivas y se alimentan de los insectos que suponen una plaga para nuestras plantas.
La crisálida verde común es la que más se utiliza y se comercializa, puesto que representa un control natural de muchas especies de plagas. Los adultos al no ser depredadores, lo que se venden son sus huevos o sus larvas. Los huevos de la crisopa verde son enviados en un medio inerte, como puede ser la cáscara de arroz, ya que esta favorece el asentamiento del huevo.
Ya que las larvas son agresivas y caníbales, se deben separar durante su transporte. Esto se hace mediante una estructura de celdas que las separa. Esta estructura se puede abrir fila a fila para que salgan poco a poco. Algunas empresas venden larvas en botes con alforfón, lo que les facilita poder esconderse las unas de las otras.
Las crisopas verdes son muy importantes en la cadena alimenticia y en el control de plagas.
Para detectar a su presa necesitan del contacto directo, puesto que no tienen los sentidos muy desarrollados, aparte del tacto. Se mueven de forma aleatoria meciendo su cabeza de una lado hacia otro. Embisten para atacar, impalando de este modo al insecto. Seguidamente les inyectan encimas mediante sus mandíbulas puntiagudas y cuando el contenido del cuerpo de la presa está disuelto, lo succionan a través de ellas. Para estabilizarse en el omento del ataque utilizan su larga cola.
A la larva también se le da el nombre de “león de los áfidos” debido a la gran voracidad que demuestran. Además de áfidos, también devora todo tipo de plagas que tengan el cuerpo blando y puedan cazar, como las cochinillas, los ácaros, los trips, orugas, huevos de insectos.
Durante las 2-3 semanas que se encuentra en estado de larva, esta voraz larva puede llegar a devorar hasta 200 víctimas a la semana.